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19 de agosto de 2022

H.P.B No fue abandonada por los Maestros. (W.Q.Judge: Artículos Teosóficos)

 H.P.B. NO FUE ABANDONADA POR LOS MAESTROS 



Existen ciertos asuntos, relacionados con la personalidad de un gran líder, que de vez en cuando deben ser considerados y explicados incluso en una Sociedad que se esfuerza, lo más posible, por evitar cualquier discusión sobre las personalidades. A veces, no es una tarea agradable especialmente cuando, como en este caso, se deben mencionar a otras personas. Cuando la gran líder es H. P. Blavatsky, su nombre está pletórico de principios y postulados ligados a ciertas leyes de la naturaleza. Pues, no sólo ella nos trajo, de los hermanos más sabios de la familia humana, una filosofía coherente del sistema solar, sino ilustró, prácticamente, la existencia de un mundo suprasensible y los poderes del ser interno y astral. Por lo tanto: cualquier teoría o afirmación referente a sus relaciones con lo invisible y los Maestros, por los cuales hablaba, inevitablemente entabla una discusión sobre alguna ley o principio, lo cual no ocurriría si estuviéramos tratando de una persona ordinaria. 

Quienes intentaron entender a H.P.B. dijeron muchas cosas durante su vida: algunas insensatas y otras realmente nocivas. La más dañina la profirió A. P. Sinnett en Londres, cuando H.P.B. aún vivía y antes de que escribiera “La Doctrina Secreta”. El dijo que los Maestros la habían abandonado y que era presa de los elementales y de las fuerzas elementales. Sinnett tuvo valentía porque se lo dijo en la cara, así como ocurrió en otras circunstancias, cuando le declaró que, según él, ella había cometido un fraude en otras circunstancias. 

Es fácil ver que esta teoría podía tener una amplia repercusión pues: si fuera verdadera, todo lo que ella podía decir, en nombre de los Maestros que no concordaba con la opinión del destinatario, podía ser descartado como la ficción de algunos elementales. Y así se hizo. No sólo fue objeto de discusión en el retiro encantado de la Logia de Londres, sino que todos los numerosos discípulos y los supuestos discípulos de H.P.B. hablaban de esto, dejando su huella incluso hasta hoy. Y cuando H.P.B y Sinnett divergieron en lo referente a la relación de Marte y Mercurio con la tierra y el carácter metafísico del universo, H.P.B. presentó una explicación del Maestro. Entonces, se levantó la deletérea teoría acompañada por otras análogas, a fin de demostrar que ella se equivocaba. Según Sinnett, el Maestro no le había escrito y para él, sus limitadas opiniones materialistas sobre la declaración del Maestro eran las correctas, a pesar de que tal declaración antecedió el supuesto abandono y la posesión por parte de los elementales de H.P.B. La disputa está contenida en “La Doctrina Secreta” y es un eje central de toda la filosofía. El desacuerdo nació porque, según Sinnett, su opinión de una de las cartas del Maestro, recibida en India, por mano de H.P.B., era la correcta, mientras ella dijo que no lo era. El se adhirió rígidamente a su posición y H.P.B. pidió al Maestro ulteriores explicaciones. Cuando las recibió, las mostró a Sinnett, el cual negó su autenticidad y la teoría del abandono explicaría el resto. El pareció haberse olvidado que ella era el canal de transmisión y no él. 

Aunque entonces esta acusación no circuló mucho, los visitantes de ambos campos la discutieron ampliamente y su efecto permanece aun hoy, entre quienes, recientemente, se han vuelto, en privado, en los antagonistas de H.P.B. Entre ellos tratan de explicarla de manera superficial y en público se oponen a quienes se adhieren firmemente a su memoria, a su honor, a la veracidad de sus declaraciones acerca de los Maestros y a sus comunicaciones con ella. Ellos creen que, al rebajarla a su nivel mediocre, pueden pretender entenderla, dándosela de sabios por poder determinar cuando estaba obsesionada y cuando no. Por supuesto este esfuerzo no tendrá éxito y para algunos el asunto no necesita ser considerado. Muchas son las razones por las cuales debe ser discutido a fin de no dejarlo como un veneno secreto, ya que induce a negar la hermandad y fomenta la ingratitud: uno de los crímenes más oscuros. Además, si se cree en tal acusación, ésta conducirá, inevitablemente, a la destrucción de la gran filosofía que los Maestros, a través de H.P.B., delinearon de manera general. 

Si, según afirma Sinnett, H.P.B. fue abandonada por los Maestros después de haberla usado por muchos años como agente y canal para comunicarse, tal abandono probaría que son inimaginablemente desleales, lo cual se opone del todo a la declaración de sus principios. Pues, cuando, hace muchos años, en Sinnett nació la idea de que H.P.B. fue abandonada, porque él no aprobaba sus métodos para guiar el movimiento en India, el Maestro K.H. le escribió con énfasis: “la ingratitud no es uno de nuestros vicios.” Y luego le pregunta si considerara justo lo siguiente: “supongamos que tú”, como hizo H.P.B, “abandonaras todo por la verdad; te esforzaras por años a lo largo de un camino arduo y empinado, sin ser detenido por los obstáculos y firme ante toda tentación; supongamos que conservaras en tu corazón los secretos que te fueron entregados para ponerte a prueba; que hubieses trabajado con todas tus energías y altruistamente, propagando la verdad y contribuyendo a que los seres humanos pensaran y vivieran correctamente, ¿considerarías justo que, si después de todos tus esfuerzos” se te tratara como propones que se tratara a Madame Blavatsky? 

Es evidente que tal aviso sólo produjo un efecto transitorio pues, como dijimos, después de algunos años, Sinnett concluyó que su sugerencia se había realizado de manera mucho más amplia de lo que había creído originalmente. Al comienzo: sólo deseó que se eliminara a H.P.B. como canal entre él y el Maestro, dejando, bajo su guía, una Sociedad Teosófica nuevamente organizada. Pero después él pensó que H.P.B. fue descartada como canal para cualquier tipo de comunicación de los Maestros. Este abandono completo y posterior, implicaría que, mientras tanto, K.H. había cambiado su carácter totalmente y ahora era capaz de cometer una crasa ingratitud, lo cual es absurdo. Los Maestros son, sobre todo, leales a quienes les sirven y sacrifican su salud, posición y vidas para Su trabajo. H.P.B. hizo todo esto y más, según escribió el Maestro. Pensar lo contrario e imaginar que después de años de tal servicio, según se describe en la citación anterior, se dejara que la devoraran, figuradamente, los elementales, demostraría que los Maestros son simples monstruos de egoísmo, por usar un instrumento que no está hecho de hierro, sino de un maravilloso corazón y alma humana, para tirarlo, sin protección, una vez que acaban con éste. ¿Y qué de los miembros y de los discípulos más fieles que no fueron informados de este supuesto abandono? ¿Sería ésta una conducta leal hacia ellos? Por años se les enseñó que respetaran a H.P.B. y a las enseñanzas que divulgó, considerándola como el canal del Maestro. No fueron avisados que el plan que Sinnett imaginó por mucho tiempo en su mente pudiese ser llevado a cabo, sino lo contrario: a menudo recibieron personalmente de los Maestros el beneplácito de las acciones y las enseñanzas de H.P.B. 

Aquellos que constantemente dudaban de su veracidad eran reprochados y sin embargo, aparentemente, fue suficiente una necesaria corrección de la errónea interpretación de Sinnett de las primeras enseñanzas, para que sus maestros y amigos la abandonaran  después de haberla entrenado por años a fin de cumplir con ese trabajo. Dicha suposición inverosímil es la antítesis de la hermandad y del ocultismo. Viola cualquier ley de la verdadera ética, de la Logia y como colmo de lo absurdo, haría de “La Doctrina Secreta” un trabajo, en gran parte, de los elementales. Entonces, si H.P.B. fue abandonada antes de que la explicación de los errores de Sinnett apareciera en ese libro, se podría pensar que fue obsesionada ventajosamente. 

En realidad: quienes afirman que fue abandonada, agregando que fue controlada por los elementales, los cuales llevaron a cabo su trabajo, muestran una profunda ignorancia por desconocer los límites de los elementales. Un elemental sólo puede copiar lo que ya existe, no es capaz de originar ni inventar, sólo puede ejecutar o seguir el exacto impulso u orden dado, el cual, si es incompleto, producirá algo incompleto. Tampoco empezará algún trabajo a no ser que una mente o una voluntad humana lo impulsen. La suposición de los elementales es altamente insostenible. La ignorancia mostrada en este punto es un ejemplo del pensamiento de la mayoría de los críticos de H.P.B. Teniendo tendencias materialistas, no pudieron entender sus enseñanzas, métodos o carácter y después de haber asimilado mal y materializado las ideas que obtuvieron originalmente de ella, aplicaron el resultado para explicar todo lo que no podían entender de H.P.B, como si estuviesen encajando las diferentes piezas de un rompecabezas. Si a pesar de toda lógica, aceptáramos esta opinión del abandono, al final conduciría, como dije, a la destrucción de la filosofía teosófica. Su efecto indirecto sería tan dañino como el directo de degradar el ideal de los Maestros. Esto queda claramente demostrado en “La Doctrina Secreta.” 

H.P.B., en su “Introducción” de “La Doctrina Secreta” (pág. XVIII, versión inglesa de 1888), indica el error preliminar del autor de “El Buddhismo Esotérico” que afirmó: “hace dos años (1883) ni yo ni otro europeo vivo conocía el alfabeto de la Ciencia que aquí se presenta, por primera vez, de forma científica”, pues, en realidad: no sólo H.P.B. conocía todo esto y mucho más años antes, sino también otros dos europeos y un americano. Luego, ella presenta la explicación del Maestro referente a sus tempranas cartas sobre la Cadena de Globos de la Tierra y su relación con Marte y Mercurio (Vol. I. pag. 160-70, versión inglesa original.) El mismo Sinnett confiesa que tenía una “mente no preparada” para el Ocultismo, cuando, por medio de H.P.B., recibió las cartas en las cuales se basaba “El Buddhismo Esotérico”. El conocía mejor las especulaciones astronómicas modernas que las doctrinas ocultas y por ende no fue una sorpresa, como observa H.P.B., que elaborara un punto de vista materialista sobre el tema metafísico. 

Lo que sigue son las palabras del mismo Maestro que contesta a una solicitud de H.P.B. a fin de explicar eso que ella sabía muy bien ser un error de Sinnett: la inclusión de Marte y Mercurio como globos de la Cadena de la Tierra. “Tanto Marte como Mercurio son cadenas septenarias, tan independientes de los señores y superiores siderales de la tierra como tú lo eres de los ‘principios’ de Pulgarcito.” “No será posible adelantar a no ser que se hagan menos esfuerzos por reconciliar lo irreconciliable: la ciencia metafísica y espiritual con la filosofía física o natural, siendo, el término ‘natural’, un sinónimo, para los científicos, de la materia sujeta a la percepción de sus sentidos corpóreos. Como se enseñó desde el principio: nuestro Globo está en el fondo del arco descendente, donde la materia de nuestras percepciones se exhibe en su forma más burda […] Por lo tanto es lógico que los globos que complementan e iluminan nuestra Tierra deben estar en diferentes planos superiores. En breve: como Globos, están en coadunación con la Tierra pero no son consubstanciales con ella, perteneciendo, entonces, a otro estado de conciencia. Si esto no se acepta como la explicación correcta, la filosofía, en su totalidad, se vuelve materialista y contradictoria, la analogía cesa de ser útil y tanto la base como la estructura de la Teosofía deben ser barridas como basura inútil. No hay que temer esto porque la gran mayoría de Teósofos continuará aceptando la explicación del Maestro. 

En lo referente a H.P.B., pienso, personalmente, que sería útil recordar estas palabras: “Los Maestros han dicho que las leyes de la Naturaleza aguardan el pesar para quienes escupen en la cara de su maestro. Pues: los que tratan de denigrar el trabajo de H.P.B, haciéndola pasar como una mezcla de competencia y fraude, los que se encaminaron a lo largo de la senda gracias a ella, no deben disminuir su trabajo ni su propósito. Los maestros no piden una idolatría servil de una persona, pero sí exigen lealtad. Dicen que el Ego del cuerpo que ella usó fue y es un gran servidor valiente de la Logia, enviado a occidente para una misión, totalmente conscientes de que este ser devoto sería el blanco del insulto y del oprobio; luego agregan: ‘Aquellos que no la entienden, más vale que no la expliquen; quienes no son lo suficientemente fuertes  para la tarea que ella delineó desde el principio, más valdría que no la emprendieran.’” 

William Q. Judge 

Theosophy, Abril 1896