TEMA 1.La Doctrina de la Reencarnación.( Curso de Teosofía Original, gratuito)
Es alentador para los estudiantes de Teosofía darse cuenta de que no hay casi nadie que no haya oído hablar sobre la doctrina de la Reencarnación en la parte occidental del mundo. Y también es alentador saber que hay un creciente número de personas que le han dado una seria consideración a esta idea y la ven como la única explicación razonable a los acontecimientos de la vida. Sin embargo, junto con esta aceptación de la idea general, muchos conceptos erróneos y mal aplicados se han introducido.
Son pocos los individuos que han tenido la oportunidad de formarse una comprensión clara de los postulados básicos de esta ley antigua y de largo alcance, qué aspecto de nosotros es el que reencarna, qué parte de nosotros es la que muere, cómo opera a través de toda vida esta ley de ciclos recurrentes, y cómo nos afecta en nuestra vida diaria.
De su lectura del Capitulo 8 de el Océano, usted tendrá una idea mas clara que antes sobre estas distinciones.
H. P. Blavatsky, co-fundadora del presente Movimiento Teosófico que se estableció en Nueva York en 1875, sostiene que la reencarnación es una de las claves perdidas del Cristianismo ya que fue parte de la antigua enseñanza. Una de las muchas controversias en la comunidad cristiana fue acerca del anatema pronunciado por el Concilio de Constantinopla en el año 553 d. C. contra la doctrina de la preexistencia del alma, por tanto, contra la reencarnación. Se ha dicho que este acto marcó el comienzo del declive de la cultura europea y el principio de la Era Oscura.
En el lado positivo de este panorama, H. P. Blavatsky dio tal importancia a este punto que afirmó que mediante el restablecimiento de la verdadera enseñanza que concierne a este principio, junto con su doctrina gemela, el Karma, la marea de egoísmo y miseria que prevalece hoy en el mundo sería abatida. Llamó a la ley de Reencarnación la doctrina de la esperanza, y a la ley de Karma la llamó la doctrina de la responsabilidad.
¿QUÉ PARTE DE NUESTRA NATURALEZA ES LA QUE REENCARNA?
Debido a la preeminencia del pensamiento materialista en nuestras escuelas, e incluso en nuestras iglesias en los últimos cien años, muchos de nosotros nos hemos identificado con el cuerpo. Hemos asumido fácilmente que somos nada más que estas formas físicas y que si la reencarnación es cierta, entonces es esta personalidad (persona significa máscara) la que regresará en una nueva encarnación. Y sin embargo, cuando pensamos en ello, nos damos cuenta que no podemos ser estos cuerpos. Estos son los instrumentos que “nosotros” (en su sentido real) utilizamos durante nuestras horas de vigilia. Ellos nacen y mueren y son finalmente re-ciclados a la materia terrena, para ser usados de nuevo por nosotros mismos o alguna otra entidad.
Y también debemos darnos cuenta de que no somos nuestras ideas ni tampoco los sentimientos que experimentamos en un determinado momento, ya que estos también están sujetos a cambio, un cambio que podemos “poner a un lado” y evaluar. Nosotros, la conciencia que viaja de vida en vida, de experiencia en experiencia, tenemos que ser algo más, algo superior que tiene y usa estos cuerpos, cerebros, sentimientos, etc., pero siempre “alguna otra cosa”, algo diferente de estos vehículos o instrumentos. Robert Crosbie, fundador de la Logia Unida de Teósofos afirmó:
“La Teosofía presenta un panorama más amplio mostrando... que en el hombre hay una permanencia que es la identidad a través de toda clase de corporeidades. No ha habido cambio en nuestra identidad desde la niñez hasta el día presente. El cuerpo ha cambiado, los alrededores han cambiado; pero la identidad sigue siendo la misma y no cambiará a pesar de todos los cambios del cuerpo, mente o circunstancias. Aquello que en nosotros es inmutable es lo único real.”
La Teosofía Universal. RC
El “Yo” verdadero o "Ego" es aquello que sobrevive a la muerte, viviendo en y a través de un sin número de cuerpos y personalidades, todos diferentes, pero todos importantes para su evolución espiritual. Es la identidad continua, la autoconciencia la que persiste y lleva de vida en vida la esencia de las experiencias ganadas. Son los logros de esas muchas vidas de experiencia los que se manifiestan como talento, genio y carácter en general. Por otro lado, es la creencia persistente de que no somos nada más que la personalidad la que nos cierra a este poder, sabiduría e inspiración. La personalidad es lo que heredamos a través de nuestro Karma. El carácter es lo que hacemos o dejamos de hacer con esas oportunidades
¿QUÉ ES, ENTONCES, NUESTRO SER?
La Teosofía responde a muchas de nuestras perplejidades, tanto a aquellas de psicología como de religión, explicando que durante la encarnación el hombre es dual en su naturaleza, componiéndose de un Yo Superior que es inmortal y un yo inferior o personalidad que es el vehículo temporal o instrumento del anterior, pero que, como todas las formas, está sujeto a la muerte y desintegración.
El hombre es una trinidad consiste en Espíritu, Alma
Espiritual y Mente (Atma, Buddhi y Manas en Sánscrito.) Esta entidad triple es
el hombre real que encarna de vida en vida para el despliegue cada vez mayor de
su infinito conocimiento y poder. Atma es la indefinible e impersonal fuente de
todo, no un “Dios” finito y personal sino una presencia divina y universal. Es
ilimitado, eterno y omnipotente – el poder sin límites de crecer, de saber y de
llegar a ser, y cada uno de nosotros somos esencialmente ESO.
Buddhi, de acuerdo con William Q. Judge, es “el más alto poder de intelección, aquello que discierne y juzga”. Es lo que hemos sido capaces de expresar de la Mente Universal. Es nuestra percepción adquirida de la Divinidad, de la divina inteligencia. La Mente es un vehículo o instrumento que consiste en pensamiento, voluntad, sentimiento, memoria e imaginación y puede estar al servicio de nuestra naturaleza superior Búdica o puede ser esclava de nuestra naturaleza Kama o inferior.
El “yo” inferior o transitorio es un cuaternario (una entidad cuádruple) que consiste en el cuerpo físico, cuerpo Astral, Principio Vital y el Principio de las Pasiones y Deseos. En sánscrito a estos cuatro se les llama Rupa, Linga Sarira, Prana y Kama. El cuerpo es una envoltura material hecha de materia de este plano. El Linga Sarira o Cuerpo Astral es un cuerpo patrón eléctrico y magnético cuyos complejos campos magnéticos albergan las moléculas físicas en cambio constante en sus funciones correspondientes. Precede y sobrevive al físico, es el vehículo real que contiene los sentidos, y es de hecho el verdadero cuerpo físico. La materia Astral es materia física de naturaleza más refinada. El Prana es energía vital y según “El Océano de la Teosofía”:
“La vida es un principio universalmente interpenetrante; es el océano dentro del cual flota la Tierra, e igualmente interpenetra nuestro globo y todos los seres y objetos que que en él se encuentran. La vida labora incesantemente sobre nosotros y a nuestro alrededor, latiendo contra y a través de nosotros eternamente. Cuando ocupamos el cuerpo, empleamos simplemente un instrumento más especializado que cualquier otro para tratar con ambos, Prāṇa y Jīva.” (El Océano de la Teosofía. pág. 40)
Jiva es vida en su aspecto universal. Prana, es el
aspecto individualizado aquel que somos capaces de mantener y usar para
mantenernos ‘vivos’ durante la encarnación. Kama es el principio con el que
probablemente estamos más familiarizados. Es el principio de las pasiones y
deseos y ha sido llamado el principio del balance porque está en medio de los
siete principios. Robert Crosbie dijo que “es también el principio más usado y
desarrollado por los hombres en general y conforma la base de sus acciones, y
aquí de nuevo es el ‘balance’ desde el cual los caminos suben y bajan.” Sobre
el tema del yo inferior W.Q. Judge explica en El Océano de la Teosofía:
“Estos cuatro
constituyentes inferiores y materiales son transitorios y por su naturaleza
están sujetos de por sí a desintegrarse, así como también a separarse los unos
de los otros. Cuando llega la hora de comenzar su separación, la combinación de
los cuatro no puede mantenerse por más tiempo, el cuerpo físico muere, los
átomos que componen cada uno de los cuatro comienzan a separarse unos de otros,
y la combinación completa, al ser desarticulada, ya no es capaz de servir de
instrumento al hombre verdadero. Esto es lo que entre nosotros los mortales se denomina
“muerte”; pero no es muerte para el hombre real, porque este es imperecedero,
persistente, inmortal.
“Recapitulemos... El
Hombre Real es la trinidad de Ātma-Buddhi-Manas, o Espíritu y Mente y emplea
ciertos agentes e instrumentos para ponerse en contacto con la naturaleza, a
fin de conocerse a sí mismo. Estos instrumentos y estos agentes se encuentran
en los Cuatro constituyentes inferiores, o Cuaternario. Cada uno de los
principios es en sí mismo un centro de percepción para la particular experiencia
que corresponde a su propio campo de acción, siendo el cuerpo físico el más
inferior, el menos importante y el más transitorio de toda la serie.” (El Océano de la Teosofía )
¿POR QUÉ TENEMOS QUE REENCARNAR?
La reencarnación es un proceso muy beneficioso. Da al hombre el tiempo y la oportunidad de convertir en logros todas las aspiraciones no realizadas que yacen en su naturaleza interna. Proporciona nuevos comienzos con nuevos cuerpos, cerebros y circunstancias. Permite periodos de descanso y asimilación muy necesarios para el alma entre encarnaciones. Y ofrece nuevos vehículos y entornos con los que el hombre puede compensar acciones del pasado que le gustaría rectificar. Y es a través de la reencarnación como el hombre puede extender la ayuda a las muchas “vidas” conscientes que componen la Gran Naturaleza y que dependen de él para su evolución.
Para una mayor comprensión de esta interdependencia y la necesidad de la reencarnación, que es la renovación cíclica de la asociación con toda la Naturaleza, es importante aclarar en nuestras mentes el hecho de que el hombre en su más íntima naturaleza es uno con la Deidad, la Divina Presencia que es raíz de toda vida. Esto es por lo que la Teosofía puede afirmar que “la Fraternidad Universal es un hecho de la Naturaleza”.
Ciertamente a pocos de nosotros nos gustaría quedar
atrapados en el mismo cuerpo, con el mismo cerebro, percepciones y sentimientos
para siempre. La Vida alrededor nuestro nos enseña que conforme progresamos
construimos nuevos y mejores edificios, instrumentos, sociedades, etc., y
utilizamos los antiguos para ser reciclados. Ocurre lo mismo con aquellas
personalidades que usamos para tener contacto con la vida en los diversos
planos de la Naturaleza. Con cada nueva vida tenemos una oportunidad de crear
mejores instrumentos que nos otorguen un rango de percepción más amplio y una
mayor efectividad. Y, por supuesto, esto puede dar un impulso mayor a esas
“vidas” que conforman esos instrumentos. Con esta perspectiva universal podemos
ver que la única forma verdaderamente práctica de vivir es hacer que todos
nuestros pensamientos y actos sean tan beneficiosos y útiles como sea posible.
¿QUÉ CONSTITUYE EL PROGRESO A TRAVÉS DE LA REENCARNACIÓN?
El hombre es esencialmente un perceptor. En la raíz de
su ser él es Espíritu o Atma, el poder ilimitado de percibir, de aprender y de crecer. Este poder es infinito,
eterno y omnipotente. Es el Yo real de todo ser humano, dando el horizonte
ilimitado para el conocimiento y la comprensión. También es Buddhi, la suma o destilación de toda la
experiencia pasada, que le dota con una perspectiva panorámica, permitiéndole
así (cuando lo escucha) discernir,
juzgar, y reconocer la verdad. Buddhi es la fuente de la intuición, la
inspiración y la conciencia. Y también es Manas o Mente, el instrumento que
utiliza para operar en este plano, siendo la mente el plano real de la acción.
Estos son los tres aspectos del Perceptor, el Ego que reencarna, y es dentro de
esta trinidad donde se registra todo progreso verdadero y duradero. Y el
verdadero progreso consiste en la capacidad de traducir la sabiduría de ese Ser
Interior en acción en el plano físico. En su artículo "Genius"
(Genio), H.P.Blavatsky afirma:
“Ningún
Ego es diferente de otro Ego, en su esencia y naturaleza primordial u original.
Aquello que hace a un mortal un gran hombre y a otro una persona vulgar y tonta
es, como se ha dicho, la cualidad y composición de la carcasa o envoltura
física, y la adecuación o inadecuación del cerebro y el cuerpo para transmitir
y dar expresión a la luz de lo real, el hombre interior; y esta aptitud o
inaptitud es, a su vez, el resultado del Karma.” (Artículo “Genius” en el
panfleto de H.P.B. Spiritual Evolution;en el sitio
web teosofiauniversal.com)
En las “Answers to Questions”, Robert Crosbie explica:
“El Perceptor tiene el
poder de percibir y de aumentar su gama de percepciones. Su poder de percibir
no se cambia en razón de cualquier percepción adquirida; siempre puede seguir
aumentando su campo de percepción. A medida que aumenta el rango de sus
percepciones, él se transforma en un mejor instrumento a través del cual dar y
recibir impresiones. Una inteligencia cada vez mayor y una mejora de la forma
constituyen la evolución.” (La
traducción no está en el sitio web teosofiauniversal.com)
Todos hemos experimentado la sensación de que sabemos
más de lo que somos capaces de expresar, de que tenemos la capacidad de hacerlo
mejor de lo que estamos haciendo, de que hay un potencial interior que está
siempre justo debajo de la superficie. Esto no es simplemente un pensamiento
ilusorio. Hay una gran verdad en este sentimiento. La enseñanza de la Teosofía
es que toda la experiencia pasada y conocimiento se encuentran encerrados en el
interior, sin embargo, dentro del alcance del hombre personal, y que puede ser
descubierto y adquirido a través del tipo de esfuerzo correcto. El verdadero
progreso consiste en recuperar el uso de ese conocimiento mediante el
entrenamiento, el perfeccionamiento o afinación de los instrumentos del yo
inferior para que puedan reflejar o transmitir la sabiduría del Yo Interior. Un
paso en la dirección correcta es aplicarnos lo mejor que sabemos a cada tarea
que intentamos realizar, no importa cuán pequeña sea. Pero hay mucho más aparte
de esto.
Para crear ese instrumento – incluso en esta vida – es
necesario adoptar y establecer una base universalmente
cierta para nuestro pensamiento y acción. El pensamiento efectivo tiene que
basarse en las ideas fundamentales que son siempre ciertas, verdaderas en todas
las circunstancias y nunca contradictorias entre ellas. Si la base de nuestro
pensamiento no es fiel a las leyes de la vida, todas nuestras acciones se verán
marcadas con los mismos errores.
Lo que se necesita es un conocimiento de los
principios universales que conduzca a una comprensión de la naturaleza completa del hombre, las leyes eternas e
inmutables de la vida en las que el hombre se encuentra a sí mismo, su
propósito y destino en el universo. La Ley Universal de la Reencarnación,
aplicada a todo lo manifestado, es una de esas leyes fundamentales que deben
formar parte de la base de nuestro pensamiento y percepciones.
¿POR QUÉ NO USAMOS TODA ESTA SABIDURIA INTERIOR?
Para la mayoría, este almacén de
conocimientos y poder sigue estando casi totalmente fuera de nuestro alcance
por el hecho de que persistimos en la identificación con el cuerpo y el
cerebro. Hemos sido educados para pensar que la existencia física es todo lo
que hay en la vida, que el Alma y el Espíritu son algo sobre lo que pensamos
cuando la muerte está cerca, pero no tienen aplicación práctica en la vida
diaria.
No es demasiado difícil ver que la gran mayoría de nuestro pensamiento es personal, algo egoísta y que tiene que ver con cosas de naturaleza física. De ello se desprende que esta práctica a lo largo de nuestras vidas ha entrenado el cerebro para responder sólo a impresiones y mensajes de este tipo. Robert Crosbie afirma: "La barrera para cada hombre no está en la memoria, sino en las falsas ideas de la vida según las cuales actúa." Sin embargo, con un poco de determinación y la ayuda de los Grandes Maestros estas ideas inhibidoras a las que nos hemos aferrado pueden ser sustituidas por aquellas que están más en sintonía con el mundo de nuestro Ser Interior
El primer y más importante paso que debe darse, un paso sin el cual todo lo demás es imposible, es convencernos a nosotros mismos de que no somos el cuerpo, el cerebro, la personalidad, sino que somos el Ego que se reencarna, Atma, Buddhi y Manas, la identidad continua que utiliza las diferentes personalidades para la experiencia y el aprendizaje. Debemos, con el pensamiento regular y estudiar, despertar la memoria interna de nuestra verdadera naturaleza, esa naturaleza que es fundamentalmente impersonal, desinteresada y compasiva. Una vez que entendemos que a largo plazo la vida desinteresada es la única vida práctica, nuestros pensamientos y acciones serán de esa naturaleza y nuestros cerebros se pondrán en sintonía con los dictados del Alma y estarán abiertos a la inspiración del Ser Superior.
¿PODEMOS RECORDAR NUESTRAS VIDAS PASADAS?
La respuesta a esta pregunta tiene
que ser "sí" y "no", al mismo tiempo, si consideramos al
hombre en su naturaleza dual, un Ego que se reencarna y su vehículo personal y
transitorio. La pregunta debería ser reformulada de este modo: ¿Pueden la
personalidad actual y el cerebro recordar las actividades y pensamientos de la
personalidad que fue la sede de una encarnación anterior?, y si no es así, ¿hay
otro aspecto de la memoria que se pueda hacer de puente entre ésta y otra
encarnación?
Hablando de la memoria física o
personal, HPB presenta un argumento muy convincente contra la posibilidad de
que seamos capaces de recordar los acontecimientos de nuestra vida o vidas
pasadas. Ella dice:
“Ya que estos ‘principios’ que llamamos físicos (…) son desintegrados después de la muerte, con sus elementos constitutivos, la memoria, así como su cerebro. Esa memoria desvanecida de un cuerpo que desapareció no puede recordar ni registrar cosa alguna en la encarnación posterior del Ego. La reencarnación significa que ese Ego ha de ser dotado de un nuevo cuerpo, de un nuevo cerebro y de una nueva memoria. Por tanto, sería (…) absurdo esperar que esta memoria se acordase de lo que jamás pudo registrar.”
La Clave de la Teosofía
Por otro lado, aprendemos que el recuerdo de las experiencias de todas las vidas pasadas es retenido en la naturaleza interior del hombre, y que esos Maestros y Adeptos que han conquistado el control de sus naturalezas inferiores han llegado a un punto en su desarrollo espiritual en el cual dicha memoria es un libro abierto para ellos en cualquier momento. H.P.B. Continúa diciendo, “…El Ego Espiritual sólo puede actuar cuando el ego personal está paralizado. El ‘Yo’ Espiritual en el hombre es omnisciente, y toda sabiduría es innata en él; mientras que el Yo personal es una criatura de su entorno, y esclavo de la memoria física.”
Lo que tiene que ser paralizado no es el instrumento personal (no podríamos aprender sin él), sino la base personal y egoísta sobre la que opera.
Los
recuerdos de los acontecimientos de las vidas pasadas están ahí, sin embargo,
encerrados en la naturaleza de nuestra alma. Y la esencia de estas actividades, lo que es asimilado por el Alma al
morir, aparece a lo largo de la vida presente de diversas maneras, a través de nuestras intuiciones y sentimientos, por
ejemplo. ¿Quién no ha tenido la experiencia de "conocer" a alguien
que él o ella nunca ha conocido antes, o estar familiarizado con un lugar nunca
antes visitado en
esta vida? ¿Y qué es el talento, o incluso el genio, sino la precipitación en
la vida actual de las lecciones o las habilidades aprendidas en el pasado? La
atracción a una familia en particular en la encarnación o más tarde a un socio
de negocios en particular, e incluso la propia búsqueda de la verdad y su
asociación última con otros estudiantes de Teosofía, todas
estas atracciones no son más que las infiltraciones de la naturaleza del alma
de recuerdos de antiguos lazos establecidos en otras vidas.
Por todas partes escuchamos casos de recuerdo de vidas pasadas. Es posible que algunos de estos sean ciertos. Los Maestros indican que es posible en casos excepcionales, bajo circunstancias excepcionales, pero estos son raros y exigen una explicación más profunda. Muchos, por el contrario, pueden ser lecturas aleatorias de cualquiera de los millones de paquetes de memoria (de las vidas de otros individuos) residentes en la Luz Astral, el banco de memoria de la Tierra misma. Y algunos, por supuesto, son puro fraude en aras del enriquecimiento.
Hay, sin embargo, cientos de casos genuinos de memoria clara de una vida pasada. Estos se han comprobado y registrado en varios volúmenes por el Dr. Ian Stevenson. Muchos de ellos son de una naturaleza diferente y necesitan una explicación adicional. Estos son los casos de niños que han muerto a una edad temprana y que han regresado a la encarnación con relativa rapidez, con lo cual sus recuerdos son fáciles de comprobar. La diferencia importante es, de acuerdo con la Teosofía, que en estos casos el cuerpo astral no se desintegró, fue usado otra vez en el nuevo nacimiento, y por lo tanto conserva el recuerdo del tiempo pasado en el cuerpo anterior.
¿REENCARNAMOS JUNTO A NUESTROS SERES QUERIDOS?
La doctrina de la reencarnación nos
enseña que todo se reencarna. Es una
ley universal, y por lo tanto debe incluir nuestras asociaciones y nuestras
relaciones. Como resultado de causas mutuamente producidas, así como
situaciones sin resolver, volvemos en cada nueva vida en compañía de aquellos
con los que vivimos y trabajamos en el pasado. Esto incluye a aquellos que
amamos y que nos amaron, así como aquellos con los que nuestras asociaciones en
el pasado dejaron mucho que desear, quedando situaciones que deben ser
trabajadas y resueltas. Sería agradable tener a nuestro alrededor sólo a los
seres queridos en cualquier vida, pero la justicia exige que no podemos y no
debemos huir de situaciones discordantes, y la
reencarnación nos brinda la oportunidad de transmutar enemistad y discordia en
el pasado en armonía y cooperación en el presente. En su artículo, (“Friends or Enemies in the Future”), William Quan
Judge escribe:
“Nuestros futuros amigos o
enemigos, entonces, son los que están y estarán con nosotros en el presente. Si
ellos son los que ahora nos parecen hostiles, cometemos un grave error y sólo
retrasamos el día de la reconciliación tres vidas más si nos permitimos hoy ser
deficientes en la caridad para con ellos.... Si tan sólo pudiésemos otear hacia
la próxima vida, veríamos a estos para los que tenemos ahora escasa caridad,
cruzando la llanura de esa vida con nosotros y siempre en nuestro camino,
ocultándonos la luz. Pero cambiemos nuestra actitud actual y esa nueva vida que
está por llegar mostrará a estos pelmazos y enemigos parciales y obstructores
ayudándonos, auxiliando todos nuestros esfuerzos.”
Esto
es probablemente por lo que San Pablo nos recuerda la advertencia de Jesús:
“Que no se ponga el Sol sobre tu enojo” (Efesios, 4:26)
¿QUÉ OCURRE ENTRE LA MUERTE Y EL RENACIMIENTO?
Tal vez lo primero que se deba tener en cuenta es que
incluso en la muerte y a través de los estados posteriores a ella, la
conciencia nunca se rompe. El Ego es el Perceptor y nunca deja de percibir
tanto si se está en un plano como en otro. En segundo lugar, es importante
entender que en la muerte no nos vamos a un "lugar" como cielo o
infierno, sino que simplemente cambiamos nuestro "estado" de
conciencia. Pero esto no sucede todo de una vez. En el momento de la muerte el
Ego tiene trabajo que hacer extrayendo y reteniendo el significado de la vida
que acaba de finalizar. La Teosofía enseña que hay varias "muertes",
ya que cada envoltura o vehículo entrega su almacén de la experiencia. WQJ tiene esto que decir acerca del proceso:
“Cuando la forma corporal
ya está rígida y los ojos cerrados, todas las fuerzas del cuerpo y de la mente
se precipitan a través del cerebro, y por medio de una serie de impresiones o
imágenes la vida entera que acaba de terminar queda indeleblemente grabada en
el hombre interno, no solamente en una forma general, sino también hasta en los
más mínimos y fugaces detalles. En este momento, aunque todos los indicios
conducen al médico a pronunciar la muerte y aunque a primera vista y para todo
fin la persona está muerta, el hombre verdadero, el Ego, está actuando
intensamente en el cerebro y hasta que esta tarea esté terminada no debería decirse
que la persona ha fallecido en realidad.” (“El Océano de la Teosofía”)
En otra parte de esta serie, los estados después de la
muerte se explorarán con detalle, pero por el momento, podemos decir que el Ego
está haciendo lo que hace el árbol en invierno. Caen las hojas y mueren las
flores, pero la esencia del crecimiento de ese año es recogida y preservada en
la semilla. Éste es un período en que el Ego revisa la última vida vivida y
prepara la semilla para la vida por venir. Es un período que es necesario para
el alma, necesario para su descanso y para su comprensión de todo el
peregrinaje y proceso. WQJ escribe sobre lo
que ocurre cuando ha llegado el momento para el Ego de entrar de Nuevo en
encarnación:
“Cuando el período completo dispensado por las fuerzas del alma ha concluido en el Devachán (uno de los estados tras la muerte), los hilos magnéticos que atan el alma a la tierra comienzan a ejercer su poder. El Yo despierta de su sueño, es velozmente guiado hacia un nuevo cuerpo, y, entonces, justo antes del nacimiento, ve por un instante todas las causas que lo condujeron al Devachán y de regreso a la vida que está a punto comenzar, y sabiendo que es todo justo y sólo el resultado de su propio pasado, no se lamenta, sino que otra vez toma la cruz... y otra alma ha regresado a la tierra.” (El Océano)
(Tema 1. La Doctrina de la Reencarnación. Curso de Teosofía.
Versión 10/2023)
CONTENIDO DEL CURSO:
1. Reencarnación
2. Karma
3. Los Maestros de Sabiduría, fuente de la Teosofía
4a. La Mente y la Conciencia
4b. La Mente Personal y Universal
5a. El Cuerpo Astral
5b. Los poderes del cuerpo astral
6. Estados después de la muerte
7a. El sueño y los sueños
7b. Visiones y Meditación
8. Ciclos
9a. Evolución de la Mente y la Materia Cósmicas
9b. Evolución de la Conciencia
10. Leyes psíquicas