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13 de agosto de 2023

El reconocimiento de la Ley

 El reconocimiento de la Ley




Tenemos que suponer que este universo está gobernado por la ley o, es un universo donde reina el caos, la casualidad y el accidente. 

En realidad estamos perfectamente conscientes de que no es un universo regido por el caos, pues cada cosa que comprendemos y usamos, va de acuerdo con la ley.

Cuando nos pasa algo cuyas causas no podemos discernir, suponemos que la causa existe y procuramos encontrarla. No podemos imaginar un efecto sin causa.

La primera lección que el estudiante tiene que aprender es que el dominio de la ley está en cada cosa y en todas las circunstancias. 

Nosotros reconocemos la ley sólo en forma parcial y no completamente. Equivocándonos acerca de nuestra naturaleza, mediante sus poderes, activamos causas que producen los resultados que ahora experimentamos, llamándolos luego "destino," "suerte," "casualidad," o la "voluntad de Dios." 

Para la mayoría de las personas, la operación de la ley significa un destino que nos afecta positiva o negativamente, sin poderlo dominar y sin haber participado en su producción. No obstante, la operación de la ley puede comprenderse fácilmente. 

Todos los grandes maestros del pasado explicaron lo que significa la acción y su consiguiente reacción. No debemos olvidarnos que estos dos aspectos no están separados ni desconectados, la Causa y el Efecto, la Acción y la Reacción son dos aspectos de la misma cosa y ambos están incluídos en la palabra sánscrita Karma. (2)

Las escrituras cristianas expresan la doctrina del karma de la manera siguiente: 

"Lo que el hombre siembra eso cosecha." 

Por consiguiente, tendríamos que comprender, que lo que un ser está cosechando, debe haberlo sembrado en algún momento anterior. Una vez que comprendamos que las acciones no se auto-producen y que la ley no obra sola, nos damos cuenta de que nosotros causamos las acciones y experimentamos sus reacciones. Engendramos las causas y sentimos sus efectos. 

La causa y el efecto, la acción y la reacción y la operación de la ley, deben ser percibidas dentro de nosotros y no fuera. No existe acción, a menos que haya un ser que la produzca y que experimente sus efectos. 

Cada acontecimiento que un ser experimenta, tiene su causa antecedente, la cual está contenida en alguna acción pasada del mismo ser. En otras palabras, la ley gobierna en cada plano del ser, y cada ser en cada nivel está bajo de ella.

Todos estamos cosechando lo que sembramos individual y colectivamente, pues nunca actuamos solos. Nuestras acciones son siempre en conjunto con otros, afectándolos para el bien o para el mal y nosotros recibimos la reacción equivalente de las causas que engendramos. Este concepto nos presenta la idea de justicia absoluta, bajo la cual cada ser recibe exactamente lo que merece.

Esta idea indica otra, según la cual no podría haber acción y su consiguiente reacción, si no hubiese entre nosotros, una comunidad de seres. En nuestra naturaleza debe existir algo que es común en todos. En otras palabras, todos venimos de la misma fuente y todos estamos dirigiéndonos hacia la misma meta. El camino es diferente para cada peregrino, pues las causas que cada uno engendra, determinan el sendero que una persona debe seguir. 

Podríamos llamar a todo esto "destino," si entendiéramos que nosotros somos sus creadores, y como tales podemos sostenerlo o cambiarlo. Si detestamos nuestro "destino," los efectos que nos rodean, las condiciones en las cuales nos encontramos, deberíamos engendrar aquellas causas que produzcan sólo resultados mas agradables. Pero nos toca a nosotros hacerlo, nadie puede hacerlo por nosotros. Nadie nos detiene ni nos impulsa hacia adelante.

No existe diferencia entre nuestros poderes y cada uno de nosotros tiene la misma facultad de percibir, de experimentar y de aprender. Lo que aprendemos es distinto, y nuestras experiencias y percepciones son diferentes, pero estas no demuestran una diferencia en nuestros poderes, indican solamente una diversidad en la aplicación de esos poderes. En cada uno de nosotros existen las mismas posibilidades que hay por todas partes en el universo. 

La línea de conducta que hasta ahora hemos seguido, nos ha llevado a las condiciones presentes. Si hubiésemos tomado un sendero diferente, habríamos producido un ambiente distinto. Aún ahora mismo, si el resultado de acciones equivocadas nos obstaculiza, no hemos perdido y nunca perderemos, nuestros poderes de engendrar otras causas mejores.

Ante nosotros se abre el sendero de toda la sabiduría: "Toda la naturaleza está frente a vosotros, tomad lo que podáis."

Esto quiere decir que todos los seres en un nivel superior o inferior al hombre y el hombre mismo, han conseguido su posición individual mediante sus propios esfuerzos. Significa que ningún ser se queda inmóvil, sino que todos actúan y progresan hacia varias direcciones, según los caminos que han seguido y que están siguiendo. 

Además, el sentido de este proceso es que todos los seres inferiores al ser humano, alcanzarán, en algún tiempo, nuestro estado y que los seres más avanzados que el hombre, han pasado por etapas semejantes a las nuestras, que viene siendo la evolución al máximo grado, pues incluye la evolución espiritual, mental y física. 

Nosotros hemos puesto en práctica las grandes Verdades de la naturaleza, sólo en sentido personal, limitado y parcial, pero estas son universales pues si quisiéramos llegar a comprenderlas totalmente, deberíamos ampliar su campo de acción universalizándolas.

La vida presente en cada uno de nosotros es la Vida Universal. 

Muchas personas se imaginan que el sentido de la Vida es la existencia en un cuerpo físico, fuera de lo cual no hay vida alguna y que eso es todo. La Vida incluye todas las cosas y formas, comenzando con la vida más espiritual hasta aquella en una forma más burda. La Vida es la misma en todas partes y es común a todos. Es la Vida Única, el Espíritu Único presente en cada uno y en el todo, pues en cada ser perteneciente a cualquier nivel, hay la potencialidad de Todo-Ser. 

En cada uno mora lo que no tiene principio ni fin y es inmutable, y cada ser puede realizarlo, aunque sea ilimitable, invisible e inconcebible.

Algunas ilustraciones imprimirán ese hecho con firmeza en nuestras mentes. Hablamos de nosotros mismos y de nuestra identidad, diciendo: "Yo era un niño; cuando era un hombre o una mujer joven; cuando tenía una edad media; como soy hoy y como seré en el futuro...." ¿Qué es lo que nunca cambia, lo cual pasa por todos estos cambios? El mismo "Yo" la misma identidad, que nunca varía. El cuerpo, las ideas, la mente y el ambiente se alteran, mientras el Ser verdadero, la identidad, se queda inmutable, no obstante todos estos cambios físicos y las circunstancias.

Por ejemplo, consideremos la capacidad de ver, todos la tenemos, y sin importar que tanto la usemos, es siempre el poder de percibir. No cambia en función de lo que vemos, además podemos considerar que el cambio no puede ver el cambio. Solamente lo que es permanente puede notar la variación. Pues en nosotros hay algo que es permanente, real y superior, un rayo del Supremo y uno con Este, el principio o poder universal, el creador el sustentador, el regenerador de todo lo que ha sido, es, y será. Cada uno tiene que realizarlo mediante sus esfuerzos, reconociendo primero que ESO ES omnipresente, eterno, infinito e inmutable, segundo librándose de todas las cosas que él pensaba que era:

este cuerpo, esta mente y estas circunstancias. Todas estas cosas son temporales, mientras lo que es Real, lo Supremo y nuestro verdadero Ser y el ser de todas las cosas, no está sujeto a variaciones, es inmutable e invisible, pues es el Percibidor mismo.

Las ideas que nosotros tenemos acerca del Supremo, de la Ley, de la Naturaleza y de nuestro Ser, gobiernan nuestras acciones. Cuando fuimos pequeños las ideas que teníamos estaban en la base de nuestras acciones, y esto se repetirá en todos los años futuros. De vez en cuando nos desembarazamos de algunas de nuestras ideas, sustituyéndolas con otras que han tomado su lugar. Ahora actuamos según las ideas que tenemos. ¿Son las mejores y las más elevadas posibles?

Cambiando nuestras ideas, cambiamos nuestras acciones. Si entendemos que la Ley gobierna y que es inherente en la parte superior de nuestra naturaleza y no mora fuera de nosotros, entonces realizaremos que es el espíritu en nosotros, nuestro verdadero Ser, el sustentador y la causa de todas nuestras acciones. Este espíritu, siendo por su poder superior, mediante las ideas falsas crea por sí mismo condiciones y destinos falsos. 

Nosotros cambiamos y adoptamos las ideas muy a menudo, sin considerar realmente su relación hacia la Vida y sus influencias sobre la existencia. 

Es importante adoptar y captar tres grandes ideas, según las cuales cada ser humano posee lo que llamamos "tres atributos divinos": el poder de la creación, de la preservación, hasta cuando nuestra creación parezca satisfactoria, y el poder de destruir esa creación, generando otra mejor. Todo lo que necesitamos hacer es realizar nuestra naturaleza verdadera, ver cuales son nuestros defectos, fortalecer nuestras virtudes y seguir adelante. 

Actuando así seguramente, descubriremos que nuestras virtudes y fuerza aumentan, y nuestros defectos gradualmente desaparecen.

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