Sobre la Mujer
“La mujer no debe ser vista como un simple acomodo para el hombre, ya que no fue hecha para su mero beneficio o placer, más de lo que lo fue él para ella; sino que los dos deben realizarse como poderes iguales aunque diferentes individualidades.
“Hasta los 7 años, los esqueletos de las niñas no difieren en nada de los de los niños, y el osteólogo se vería desconcertado a la hora de diferenciarlos. La misión de la mujer es convertirse en madre de los futuros ocultistas, de aquellos que nacerán sin pecado. De la elevación de la mujer dependen la redención y salvación del mundo. Y hasta que la mujer no rompa las ataduras de su esclavitud sexual, a la que una vez estuviera sometida, el mundo no obtendrá una idea de lo que realmente es y de su propio lugar en la economía de la naturaleza. La vieja India, la India de los Rishis, hizo su primer sondeo con su línea de plomada en este océano de la Verdad, pero la India post-Mahabharatiana, con toda su profundidad de aprendizaje, lo ha descuidado y olvidado. La luz que vendrá a ésta y al mundo en general, cuando este último descubra y aprecie realmente las verdades que subyacen en este vasto problema del sexo, será como ‘la luz que nunca brilló sobre mar o tierra’, y ha de venir a los hombres a través de la Sociedad Teosófica. Esa luz conducirá a la verdadera intuición espiritual. Entonces, el mundo tendrá una raza de Budas y Cristos, porque el mundo habrá descubierto que las personas tienen en sus propios poderes para engendrar niños similares a Buddha o -como demonios. Cuando ese conocimiento llegue, todas las religiones dogmáticas y con éstas los demonios, desaparecerán”.
K. H.
Documentación sobre la cita:
Bajo el título “Paradojas de la más Alta Ciencia” Allan O. Hume publicó en 1883 ciertos manuscritos de Eliphas Levi inéditos hasta ese momento, (Eliphas Levi es en realidad el pseudónimo de Abbé Alphonse Louis Constant).
Quien había enviado esos manuscritos a A. O. Hume era el propio Maestro K. H.
Por otro lado, HP Blavatsky escribió un artículo titulado “The future Occultist” en la revista The Theosophist Volumen V.-1883-84. Como parte del artículo incluyó estas notas de KH,
En la página 417 del pdf de ese número del Theosophist puede encontrarse ese artículo que trata el tema más extensamente.
En la última página del libro: Paradoxes of the Highest Science están las notas de KH a las que nos referimos.
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EL FUTURO OCULTISTA
Un corresponsal del Indian Mirror diario influyente de Calcuta- escribe en el encabezamiento de “La Educación Adecuada para nuestras Damas”:
Su editorial sobre el tema citado en la cuestión de la instancia 22, plantea una de las preguntas más importantes: – “¿Qué constituye la verdadera educación?” El verdadero objetivo de la educación, filosóficamente considerado, debería ser la iluminación de la mente. Tendría que expandir la mente, la amplitud de visión y percepción, y no limitarla a un círculo estrecho. En el plano físico ordinario, la lectura y escritura son, sin duda, una gran ayuda para la educación, ya que a uno le sitúan frente a ideas varias de las que tomar conciencia. Al mismo tiempo, sin embargo, no hay que olvidar que no son sino medios para el fin. Uno debe, además, recordar que hay otros medios necesarios para el mismo fin. Uno de ellos, y el más importante, es la continua atención al lado fenoménico de la naturaleza de tal manera que nos permita llegar a su lado nouménico, viéndolo en todos sus aspectos. Nuestros antiguos Rishis han puesto a nuestro alcance, si tan sólo quisiéramos tenerlos, los medios por los cuales podemos estudiar la relación de lo manifestado con lo no manifestado, y rastrear el efecto hasta su causa primordial. Es tal amplia y completa educación la que queremos, y no la actual burla de la misma. Si en la antigüedad los Arios aprendían a los pies de sus madres y si su carácter y destino “se formaban incluso en la gestación y con la succión de la leche materna”, -habrá sido debido al hecho de que la educación de aquellos días era de naturaleza cosmopolita. Sin duda, debemos elevar a la mujer, pero también debemos elevarnos nosotros mismos. Debemos esforzarnos para acelerar la llegada del día en que el aspecto científico de la “inmaculada concepción” se haga realidad. No está de más citar aquí los sentimientos de un Ocultista Eminente, publicado en Paradojas de la más Alta Ciencia:
“… La mujer no debe ser vista como un simple acomodo para el hombre, ya que no fue hecha para su mero beneficio o placer, más de lo que lo fue él para ella; sino que los dos deben realizarse como poderes iguales aunque diferentes individualidades.”
“… La misión de la mujer es convertirse en madre de los futuros ocultistas, de aquellos que nacerán sin pecado. De la elevación de la mujer dependen la redención y salvación del mundo. Y hasta que la mujer no rompa las ataduras de su esclavitud sexual, a la que una vez estuviera sometida, el mundo no obtendrá una idea de lo que realmente es y de su propio lugar en la economía de la naturaleza.” (*)
“… Entonces, el mundo tendrá una raza de Budas y Cristos, porque el mundo habrá descubierto que los individuos tienen en sus propios poderes para engendrar niños similares a Buddha o -como demonios. Cuando ese conocimiento llegue, todas las religiones dogmáticas y con éstas los demonios, desaparecerán.” (Pág. 115)
En resumen, se puede decir que lo que tiene que hacer primero la humanidad es deshacerse de las pasiones y deseos básicos que apelan a sus apetitos sensuales. La mujer debe dejar de ser esclava; y lo mismo el hombre si quiere ser libre; ambos tienen que librarse de la esclavitud de las tendencias animales. Entonces sus naturalezas serán elevadas; entonces la mujer podrá ponerse en sintonía con Prakriti, y el hombre con Purush; la unión de estos dos producirá una raza de Buddhas, los hijos de los Vírgenes “sin pecado”. Estos son nuestros hombres y mujeres ideales, pero la filosofía reconoce que “la imaginación realiza aquello que inventa”, una paradójica verdad bellamente propuesta por Éliphas Lévi. Y si tanto aquellos hindúes que adoran ciegamente sus libros sagrados como también los que se burlan de dichos libros sin darse cuenta del significado que contienen, volvieran a ellos pero con ojos iluminados y comprendieran sus enseñanzas leyéndolas entre líneas, darían el paso correcto en la causa del progreso, que debería ser el verdadero objetivo de la educación.
26 de marzo de 1884. UN HINDÚ.
La carta anterior plantea ciertas preguntas importantes. Algunos preguntan cómo el mundo va a continuar si todos se convirtieran en ocultistas, siendo el celibato una de las vitales condiciones de esta orden. Otros dicen que los antiguos Rishis se casaban, citando algunos de los nombres que mencionan los libros religiosos hindúes; y a partir de ahí aducen que el celibato no es una condición esencial para el progreso en el ocultismo práctico. En general, confieren una interpretación literal sobre lo que bellamente se ha transmitido por medio de alegoría e insisten en que el sentido de la letra muerta es correcto, siempre que tal rumbo vaya en provecho de sus estrechos intereses. Les resulta difícil controlar los deseos animales inferiores; y, para justificar su conducta de persistencia en anhelar placeres sensuales, recurren a estos libros como su autoridad, interpretándolos de la forma más conveniente para ellos. Por supuesto, cuando cualquier pasaje, aun en su sentido exotérico, entra en conflicto con los dictados de su “yo inferior”, citan pasajes diferentes, que esotéricamente transmiten el mismo sentido pero que exotéricamente respaldan sus peculiares puntos de vista. La cuestión del matrimonio de los Rishis es uno de esos puntos de controversia. Los lectores de The Theosophist pueden recordar aquí, con ventaja, un pasaje que aparece en el artículo que lleva por título “Magicon”, donde se dice que uno de los ocultistas rechazó la mano de una bella joven, debido a que había tomado el voto de celibato, aunque él mismo confiesa estar cortejando a una virgen cuyo nombre era “Sophia”. Ahora, se explica allí que “Sophia” es la sabiduría o el Buddhi -el alma espiritual (nuestro sexto principio). Este principio se representa en todas partes como una “mujer”, porque es pasivo en la medida en que es simplemente el vehículo del séptimo principio. Este último -llamado Atma cuando se lo cita en relación con un individuo y Purush cuando se aplica en su relación con el Universo- es el hombre activo, porque es el CENTRO DE ENERGÍA que actúa a través de su vehículo femenino, el sexto principio.
El ocultista, cuando se ha identificado completamente con su Atma, actúa sobre el Buddhi, porque, de acuerdo con las leyes de la Evolución Cósmica, el Purusha – séptimo principio universal- actúa y se manifiesta perpetuamente a través de Prakriti -el sexto principio universal-. Así, el MAHATMA, que se ha hecho uno con su séptimo principio -que es idéntico a Purusha ya que no hay aislamiento en la mónada espiritual- es prácticamente un creador, porque se ha identificado a sí mismo con la energía evolutiva y manifestante de la naturaleza. Éste fue el sentido en el que se dijo que los Rishis se han casado. Y la unión de Siva y Sakti representa la misma alegoría. Siva es el Logos, el Vach, manifestado a través del Sakti; y la unión de los dos produce la creación fenoménica, porque hasta que el Hijo nace, el Padre y la Madre son inexistentes. Ahora, siendo Sakti un principio femenino, se manifiesta completamente a través de una mujer, aunque, hablando propiamente, el hombre interior no es ni masculino ni femenino. Es sólo la preponderancia de cualquiera de los dos principios (positivo y negativo) lo que determina el sexo. Ahora, esta preponderancia está determinada por la Ley de Afinidad y, por tanto, en una mujer se manifiesta anormalmente el poder oculto representado por Sakti. Ella, además, está dotada de una imaginación maravillosamente vívida, -más fuerte que la del hombre-. Y como lo fenoménico es la realización o más bien la manifestación del IDEAL, que puede concebirse correcta y fuertemente solo mediante una poderosa IMAGINACIÓN – una MUJER ADEPTA puede producir ocultistas elevados -una raza de “Budas y Cristos”, nacidos “sin pecado”. Cuanto más y cuanto antes se abandonen las afinidades sexuales animales, más fuerte y más pronta será la manifestación de los poderes ocultos más elevados, que son los únicos que pueden producir la “inmaculada concepción”. Y este arte es enseñado prácticamente a los ocultistas en una etapa muy alta de iniciación. El “Adepto”, ya sea que el Sthula Sarira sea hombre o mujer, es entonces capaz de traer un nuevo ser a la existencia mediante la manipulación de las fuerzas cósmicas. Se dice que Anasûyâ, una adepta femenina de los tiempos antiguos, había concebido inmaculadamente Durvasas, Dattatreya y Chandra -los tres tipos distintos de Adeptado. Así se verá que el matrimonio del ocultista (que, como ya se explicó, no es ni masculino ni femenino) es una “unión santa”, carente de pecado, a la manera de la unión de Krishna con miles de Gopîs. Los hombres de mente sensual han tomado este hecho demasiado literalmente; y, por una interpretación errónea del texto, ha surgido una secta que se entrega a las prácticas más degradantes. Pero, de hecho, Krishna representa el séptimo principio, mientras que las Gopîs indican los innumerables poderes de ese principio manifestado a través de su “vehículo”. Su unión “sin pecado”, o más bien la acción o manifestación de cada uno de estos poderes a través del “principio femenino” da lugar a las apariencias fenoménicas. En tal unión, el ocultista es feliz y “sin pecado” porque la “concepción” de su otra mitad -el principio femenino-, es “inmaculado”. El hecho mismo de que este estadio pertenece a una de las más elevadas iniciaciones, muestra que el tiempo en que la humanidad ordinaria -durante el curso de la evolución cósmica- será capaz de producir de esta forma una raza de “Budas” etc, nacidos “sin pecado”, esta todavía muy, muy lejos; tal vez alcanzable en la sexta o la séptima “ronda”. Pero una vez que se reconoce esta posibilidad y la realidad de este hecho, el curso de la vida y la educación pueden ser moldeados así, para adelantar el acercamiento de ese día memorable en que a esta tierra descenderá “el Reino de los Cielos”.
(*).- En el artículo publicado en The Theosophist, el Editor de la revista añadió un asterisco para completar el pasaje del “Ocultista Eminente” que no era otro que el Maestro K.H.. Como nosotros ya hemos detallado el total de esa cita al principio de la página, no lo volveremos a hacer ahora.
Blavatsky Collected Writings, Volumen 6 Pág 257
[The Theosophist, Vol. V. nº 11 (59), Agosto, 1884, págs 263-264]
Con respecto al PDF digitalizado en la actualidad la página es la 417.